No hay mayor soledad, que la soledad del alma, y esta es la que tú restauras con tu presencia, Muchos no entienden que tu eres una persona, y como ser divino, haces compañía al que ésta sediento, al angustiado, al pobre y a rico. Porque no se trata de estar rodeado de personas, se trata de tenerte a ti, Solo tu, Santo Espíritu, eres capaz de hacer vivir al alma moribunda, de transformar el árido desierto de un hombre y una mujer en un huerto con rica esencia y flores multicolores. Cuando vienes al hombre que te busca y te reclama, traes cántaros de amor que rocias y renuevas con la eternidad. Cuando me acerco a ti, me olvido de mi mismo, me envuelves con tu manto y me ayudas, ¡Con razón te llaman el consolador! No puedo verte pues eres Espíritu, pero tu reflejo, es el rostro de Jesús desfigurado en la cruz, no puedo tocarte, pero tu presencia es tal real, que cambias en un instante la atmósfera. Dejame decirte una vez mas Santo Espíritu que te amo, y al amarte a ti, veo a Jesús.
Tu Siervo Luis Quiros


