El valor de un intercesor.

 Sus rostro no presagiaban buenas noticias, se veían cansados sedientos, el camino había sido largo, y no solamente, por la distancia recorrida desde Jerusalén, eso quizás era lo mas liviano, lo que mas pesaba en ellos eran las imagenes, los horrores vividos apenas unas semanas. Se acercaron con cautela,temerosos a la casa de Nehemias. No hizo falta llamar, hay estaba él en la puerta, esperando, quizás sabiendo de antemano que las cosas no andaban bien.

Neh 1:2 que Hanani, uno de mis hermanos, llegó de Judá, con algunos hombres. Les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén.
Neh 1:3 Ellos me dijeron: "El remanente, los que han quedado de la cautividad allí en la provincia, está en gran dificultad y afrenta. La muralla de Jerusalén está derribada, y sus puertas quemadas a fuego."
Las palabras de su hermano traspaso el corazón de Nehemias, No podia ser, Jerusalén, la ciudad de mis padres, la amada de nuestro Dios, destruida...Dios Mio!!  Su clamor, sus lagrimas no pudieron ser reprimidas. El estaba muy lejos de su patria, pero su corazón estaba entre aquellas calles de Salém, hoy quemadas, en ruinas. Cuando faltan las palabras, solo quedan lagrimas, y ellas hablan más que mil libros abiertos.

Neh 1:4 Cuando escuché estas palabras, me senté, lloré e hice duelo por algunos días. Ayuné y oré delante del Dios de los cielos,
Neh 1:5 y dije: "Oh Jehová, Dios de los cielos, Dios grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia para con los que le aman y guardan sus mandamientos:

Los que aman no se quedan ausentes, se apretan al problema, se entrelazan con el dolor, hacen suya la necesidad. No empiezan a juzgar,si es borracho,si se lo tiene bien merecido, no exclaman fariseamente: ¡Se lo tiene merecido! No, otra vez digo no, los que aman se abrazan al herido y lo consuelan, lo ungen con aceite, lo curan en su alma. Cual leproso desechado, el que cae se desespera, y el diablo lo acusa y lo maltrata.
Nehemias no queda ausente del problema lo hace suyo y como si fuera culpable de tal desgracia se presenta ante Dios, levantando primeramente su arrepentimiento.
Neh 1:6 Por favor, estén atentos tus oídos y abiertos tus ojos para escuchar la oración de tu siervo, que yo hago ahora delante de ti, de día y de noche, por los hijos de Israel, tus siervos. Confieso los pecados que los hijos de Israel hemos cometido contra ti. Sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado.
Neh 1:7 Hemos actuado muy inicuamente contra ti y no hemos guardado los mandamientos, las leyes y los decretos que mandaste a tu siervo Moisés.
Que sociedad mas hipócrita, esta en la cual vivimos, se gastan millones en anunciar, alcohol, tabaco, violencia, drogas de todo tipo. Y luego cual pilatos, lavan sus manos, y lamentan, diciendo: ¿como cambiaremos a esta juventud? Acusan con una mano y ofrecen con la otra la cicuta para envenenar sus vidas. Mas no entienden, lo comprendo, estan ciegos. La sociedad se ha corrompido, las leyes se han levantado con barro, y no soportan el peso. Al aplicarles respeto, se caen, cuando deberian tener horra, se desploman, todo esta lleno de parches.

No la iglesia no cambiara a este mundo, pero los creyentes comprometidos con Dios no se conforman con ver una sociedad corrompida. Mi Dios oye, lo creo con todas mis fuerzas, quizas no pueda cambiar una ciudad, pero tal vez rescate un alma de las tiniblas. tal vez quizas nunca predicare en un estadio, pero saldré a las calles, llamare a las puertas, gruitare al cielo, yo se que Dios oye, pero no me quedare impasivo, derrotado, dormido. No yo se que mi Dios oye, y vere su rostro. Seguiré encharcando de lagrimas el suelo, seguiré doblando mis rodillas, seguiré clamando al cielo, y las lagrimas que otros no quieran derramar, le pido a Dios que me las de a mi, por aquellos que por estar presos lo han dejado de hacer.   Un abrazo Luis M. Quiros.

uk 22:41 Y él se apartó de ellos a una distancia como de un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba
Luk 22:42 diciendo: —Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Luk 22:43 Entonces le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.
Luk 22:44 Y angustiado, oraba con mayor intensidad, de modo que su sudor era como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.













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