busca nuestros libros en Amazon pastor Luis Miguel Quiros

viernes, 3 de junio de 2011

El protagonismo

La palabra protagonista, tiene relación a aquel que es el centro de atención. Conocemos esto por las series de televisión y las películas en las cuales hay una persona que destaca que es el actor principal. En el cristianismo también hay muchas veces este tipo de figura en la cual determinadas personas, ya sea en la iglesia o a nivel internacional se dedican a ser la figura o actor principal. En la antigua Grecia la palabra hipócrita se denomina actor. Uno que ejerce algo que en realidad no es. El protagonista se convierte en un hipócrita, porque en la iglesia el único protagonismo ha de ser dado a Jesús. Desgraciadamente cuando alguien destaca en determinadas habilidades, o tiene un don que le hace destacar, inmediatamente se levanta alrededor de esta persona una figura de protagonismo, ya sea directamente, porque la persona realmente lo consiente o inconscientemente porque sin querer se levantan admiradores que exaltan al individuo, causándole mas mal que bien, puesto que se vera obligado a luchar contra su ego constantemente. Cuando Jesús dijo: Aprender de mi que soy manso y humilde de corazón, estaba poniendo bases solidas para que este tipo de situaciones quedaran bajo control ¿Cuales son las señales que indican que una persona esta bajo ese espíritu dañino? En primer lugar, la persona protagonista, nunca va a querer que nadie le haga sombra, eso debilitaría su fama, y por lo tanto luchara, y estorbara, a veces sin darse cuenta, hacia todo aquel que se interfiera en su circulo de "gloria" Otra característica de este tipo de personas, es que nunca enseña ni comparte lo que ha recibido. No es colaborador y nunca esta dispuesto a ayudar a los que empiezan o no saben. Hay también en este tipo de individuos una falsa humildad, en la que intentan aparentar que ellos son sencillos, pero salta a la vista, y cualquiera con un poco de discernimiento puede darse cuenta al instante que esa humildad no es real. El protagonista ya tiene su recompensa, y aunque cante o predique o toque la mejor música, su galardón le es quitado y solo tendrá los aplausos de los hombres, pero nunca la alabanza de Dios. Dios quiere que trabajemos en equipo, que nos ayudemos mutuamente, que extendamos nuestras manos a los que empiezan a dar pasos de fe, y sobre todo que seamos conscientes que la iglesia le pertenece a Jesús, pues fue El quien la compro con su sangre.

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