busca nuestros libros en Amazon pastor Luis Miguel Quiros

sábado, 4 de junio de 2011

¿Quien eres en Cristo?

Suelo decirles a quienes me conocen y conocen este ministerio esencialmente desde la radio. Que me habrán oído un montón de veces quejarme de estar oyendo, y haber predicado, incluso, alguna vez y en épocas de ceguera y somnolencia espiritual, un evangelio adulterado. Y a lo mejor ellos han entendido y hasta han coincidido conmigo en eso. Lo que quizás aún nadie ha terminado de ver es en qué consiste la adulteración del precioso evangelio, o “buenas nuevas” de Jesucristo. El evangelio es para la salvación de las almas, nos han dicho. Y no nos mintieron, por supuesto, pero tampoco nos dijeron una verdad completa. Y todos sabemos qué es lo que significa decir una media verdad: que nos queda la otra media que no sabemos adónde insertarla. Y con las enormes dudas de que, una media verdad no dicha, es algo muy parecido (Si no es lo mismo) a una mentira. ¿Qué evangelio predicaba Jesús? ¿Él iba y decía: “¡Acéptame como tu Salvador y Señor y tendrás Vida Eterna?” No. No decía eso. Nosotros hoy decimos eso. Ah, entonces Él iba y decía: “¡Vengan a las reuniones que mis discípulos están organizando para el fin de semana y tendrán sanidad y prosperidad?” No. Fíjese que tampoco decía eso. Y observe que, aquí también, tendré que decirle que la iglesia sí suele decirlo. Él se sentaba en un lugar cualquiera, (Porque evidentemente no le interesaba en absoluto estar un plano más elevado que sus oyentes porque no le interesaba en absoluto que lo vieran, le interesaba que lo oyeran.) Entonces, allí sentado, decía sencillamente: “¡Arrepentios, el reino de los cielos se ha acercado!” Ese era el evangelio que Él predicaba. ¿Y para qué se acercaría el reino de los cielos aquí, a la tierra? Creo que no se necesita ser demasiado inteligente para entender que era para extenderse y tomar todo lo que el usurpador nos ha sacado. Entonces, mi querido hermano, amigo o curioso, tendrá usted que coincidir conmigo en dos cosas. Primero, ha existido adulteración del evangelio. Y segundo: que ese evangelio tiene, en sí mismo y en su predicación, el suficiente potencial como para producir el fin. (2 Timoteo 1: 9)= Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, (10) pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio. Note usted que dice: El cual quitó la muerte, algo que ya es un...Sigue leyendo

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