Filipenses 2:3
3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;
Señor tu nos distes un ejemplo poderoso despojándote de toda ropa real y vistiéndote de siervo, Este mundo fue tu cuna y naciste en un pesebre. una familia de las muchas que había en Israel en aquel tiempo, no habitaste en palacios ni en aposentos de mármol, acostumbrado a pasear por calles de oro y tener a todo el cielo a tu servicio dejaste todo para mostrarnos el camino.
Hoy me postro ante tu altar y renuncio a toda grandeza, me humillo ante tu altar y entiendo que la grandeza esta en servir y no en ser servido. Que lo que los hombres llaman alturas solo son vanidades.
El dinero, los tesoros, los aplausos, el reconocimiento, solo son puertas para que entre el orgullo y la vanidad, pero cuando entiendo tu caminar comprendo tu grandeza estuvo en servir, en amar, en ofrendarte a ti mismo en una cruz para salvar y hacer entender a este mundo, que se puede ser victorioso de otra manera, que uno vence desde la humildad y desde el sacrificio, y tu lo demostraste derramando hasta la ultima gota de tu sangre, Gracias mi amado Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario, Es importante para nosotros conocer tu opinión.