Recuerda que la comunicación que mantengas con El Señor y con tu pareja, son clave para un buen matrimonio.
Muchos empezamos nuestro matrimonio creyendo que lo sabemos todo y que será como un cuento de hadas en donde todo sucede por arte de magia, pero no es así.
Al irse sumando los años de matrimonio empezamos a acomodarnos y dejamos de hacer cosas que son muy importantes y esto empieza a afectar enormemente la relación con tu pareja. Damos muchas cosas por sentado y nuestras prioridades empiezan a cambiar peligrosamente. La relación con nuestros hijos, familia, trabajo, ministerio, etc. nos pueden distraer y podemos desenfocarnos en lo que respecta a la relación con nuestro cónyuge.
Mencionaré algunos principios básicos que nunca debemos olvidar ni restarle tiempo o importancia, pues forman parte de los pilares que ayudan a sustentar y fortalecer la relación de una pareja durante su vida matrimonial:
1. El Respeto: Si no puedes aceptar a tu cónyuge tal y como él es, no podrás jamás respetarlo. La clave de lograr respetarlo está en que lo aceptes y lo ames tal y como él es. Si además de la aceptación das un paso más allá y pones tu mirada en sus virtudes más que en sus debilidades, entonces despertará en ti la admiración hacia él, acrecentando así, el respeto que le tienes.
2. Comunicación: Aprende y esmérate en tener una buena comunicación con tu pareja. Muchas veces tú dices algo con una intención y se interpreta de otra forma y esto sucede a veces por no buscar las palabras correctas para transmitir tu mensaje. O hay ocasiones en que tú recibes el mensaje equivocado y tu pareja no supo darse a entender. Es importante que comprendamos que cada quien tiene un estilo diferente de comunicación por lo que procurar aprender el lenguaje de nuestro cónyuge para funcionar y comunicarnos de la mejor manera posible, ayudará a que la relación florezca cada día más.
Recuerda que la comunicación que mantengas con El Señor y con tu pareja, son clave para un buen matrimonio.
3. El Perdón: Este es uno de los más importantes pues es algo que debemos de practicar genuinamente y continuamente hacia nuestra pareja. El perdón te da libertad para seguir amando a tu cónyuge y funcionar en todas las áreas de tu vida. Recuerda que perdonar es una decisión y aunque no sea fácil, conforme va pasando el tiempo se convierte en un hábito y en un estilo de vida. Recuerda lo que Jesús nos dice en Mateo 6:14: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonara también a vosotros nuestro Padre celestial.”
4. Tu intimidad: Cuando inicias tu matrimonio es toda una aventura y conforme el tiempo pasa, vienen los niños y con ellos más responsabilidades. Procura no descuidar la atención a tu esposo ni robarle el tiempo que le corresponde a él. Cuida tu apariencia personal, tu estado emocional y administra tu tiempo para que puedan disfrutar plenamente de sus momentos de intimidad. “No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.” (1 Corintios 7:5)
5. Sacerdocio y Sujeción: Es sumamente importante que tanto la esposa como el esposo conozcan cuál es el papel y el orden que Dios ha establecido para cada uno dentro del matrimonio. El entregarte por completo a tu esposo sin condiciones o temores te hace que puedas conducirte en tu vida libremente. Como dice la Palabra en Efesios 5:21 y 22 Someteos unos a otros en el temor de Dios, dice también que las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor y que los maridos amen a sus mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella.
El verdadero gozo en el matrimonio proviene de dar, no de recibir, pues el modelo que Dios nos da del mismo, es sobre la relación de Jesús y su Iglesia, en la que el que el dar y la entrega mutua es lo que la caracteriza.
Cada uno de estos principios son una expresión de amor y ayudan a que el mismo crezca, madure y se fortalezca, por lo que es fundamental que te esfuerces en cultivarlos o mejorarlos en tu matrimonio para que puedas ver la perfecta voluntad de Dios en tu vida y puedas disfrutar plenamente de tu relación matrimonial.