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sábado, 6 de abril de 2013

Devocional diario. 6 de Abril. Los que buscamos a Jesús

Veo a Jesús en las escrituras llevando el mensaje del evangelio, a todos los rincones y ciudades de Israel, lo veo caminando por las calles, parándose allí donde había una necesidad. Se paro en medio de un entierro, y al ver a la madre del joven que acababa de morir tubo compasión de ella, y lo resucitó. Lo veo acercándose a un leproso, y como lo toca para sanarlo. Se interpuso con su gran amor, para salvar de ser apedreada a una mujer adultera, llevándola con sus palabras y misericordia al arrepentimiento. Jesús mandó también a los suyos a ser representativos del amor y la misericordia, a ser embajadores, de la fe.  Les dijo que no llevaran nada para el camino, que se acordaran de los pobres, que se acercaran a los enfermos y los sanaran, que no devolvieran mal por mal. Jesús, dejo escrito un evangelio de acercamiento de perdón, de restauración del hombre que estaba perdido en sus pecados, comió y bebió con aquellos que eran rechazados por la sociedad, se hizo amigo de los pecadores y publicanos.
¡Mi Dios, que alejados estamos de tu palabra, que lejos de tu voluntad!  Apena mirar a la llamada iglesia,  encerrada en sus templos, aprendiendo a no hacer nada, y postrados en la dureza del corazón. Hemos transformado la sencillez del evangelio en rituales repetitivos, hemos levantado jerarquías eclesiásticas y hombres que se creen merecedores de toda clase de honores, y miramos con altivez, a las almas como si fueran parte de un gran sistema comercial. Se nos esta olvidando, que Jesús vino a buscar y salvar lo que se había perdido, que su clamor estaba en la necesidad, en los pobres, en los necesitados. Hoy nuestro nuestro  trabajo consiste en hacer hombres y mujeres "espirituales" enseñándoles sin querer a mirar por encima del hombro a nuestro prójimo. ¡Mi Dios enséñame a llorar, a ser humilde, a ver la necesidad de tu pueblo, que no esta solo en los templos! ¡Tu templo esta en las calles, en los hogares, en el corazón de aquellos que están llenos de aflicción! ¡Quizás, con toda seguridad, tendremos que decir como aquel leproso! ¿Señor, si quieres puedes limpiarme?