La manera como actuamos delante de la gente que nos rodea, crea hábitos, sean buenos o malos. Los que están al frente tienen que andar con rectitud. Sus maneras de comportarse serán imitados por muchos, y Dios pedirá cuentas de un mal ejemplo. Pedro era considerado como la cabeza de la de la iglesia en aquella época de tal manera que su mala practica fue recogida e imitada por los que estaban cerca de el.
En el mundo espiritual, nuestras maneras de obrar, influyen de una manera u otra sobre las personas que están bajo nuestra cobertura. Los pecados ocultos, en un pastor, en un líder, crean oposición y hacen de piedras de tropiezo, en el camino espiritual de la congregación.
Dios desea nuestra perfección y santidad en nuestro cuerpo, alma y espíritu. Esta forma de andar traerá bendición a nuestra vida y a nuestra grey.
Jesús fue un maestro, en su lenguaje
En sus gestos,en su alma, en su espíritu, influyó en todos los que estuvieron cerca de El. Nosotros los creyentes, tenemos, o deberíamos de ser maestros para los que están cerca de nosotros. La gente nos observa y nos juzga conforme a lo que ve en nosotros. No importa el lugar: nuestro trabajo, nuestro lugar de estudio, en la calle, y mucho mas en la congregación.
Si aquellos que que no tienen a Cristo influyen negativamente en otros, y si sus vicios y sus entretenimientos son imitados por otros.¿Como nosotros, los creyentes, no vamos a ser influyentes haciendo lo bueno?
Jesús dijo, que la luz no podía esconderse, tiene que alumbrar. Igualmente nos comparo Jesús con la sal, y dijo: Vosotros sois la sal de la tierra.
Necesitamos ser maestros del bien, porque de esta marera, estaremos discipulando a los que nos rodean, con nuestra propia vida. Luis M. Quiros