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domingo, 20 de enero de 2019

Cuando venga el consolador Pastor Luis Quiros




Si el Espíritu Santo, es una persona, y así lo aceptamos, tenemos que descubrir y pedir al Padre que así se nos revele, de otra manera lo que tendremos es un conocimiento mental, dogmático y doctrinal, pero no la experiencia, que es la que nos llevará a conocerlo personal e íntimamente. El Espíritu Santo habla: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias: Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios” (Apocalipsis 2:7). “Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartarme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado” (Hechos 13:2). El Espíritu Santo intercede: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Romanos 8:26). El Espíritu Santo testifica: “Cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí” (Juan 15:26).
El Espíritu Santo dirige: “Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro” (Hechos 8:29). “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” (Romanos 8:14). El Espíritu Santo ordena: “Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; [página 19] y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió” (Hechos 16:6, 7). El Espíritu Santo guía: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir” (Juan 16:13). El Espíritu Santo encomienda: “Mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre” (Hechos 20:28). Al Espíritu Santo se le puede mentir: “Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti?, y vendida ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios” (Hechos 5:3, 4). El Espíritu Santo puede ser afrentado: “¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?” (Hebreos 10:29). El Espíritu Santo puede ser blasfemado: “Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero” (Mateo 12:31, 32). El Espíritu Santo puede ser contristado: “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” (Efesios 4:30). Cada una de las emociones y de los hechos que hemos señalado son propios de una persona. El Espíritu Santo no es una fuerza impersonal, como lo es la gravedad o el magnetismo. Es una Persona con todos los atributos de la personalidad. Pero no es solamente una Persona; también es divino. El Espíritu Santo es Dios, es el Espíritu, la vida de Dios, su manifestación y la fuerza creadora facebook:https://www.facebook.com/luismquiros web:http://www.luismquiros.com/