Nazaret era la tierra donde se había criado, y en ese lugar era conocido como el hijo del carpintero, tu no puedes crecer espiritualmente en medio de la incredulidad,
La incredulidad es un muro, una pared, un obstáculo en tu camino que no te permite avanzar.
Si estas detenido no es por la pereza, no es por el temor, es la incredulidad, la pereza y el temor son las consecuencias de la incredulidad.
Avanza con fe, sabiendo que Dios está a tu lado.
Ora con fe, cree que Dios escucha y abre caminos en el desierto.
Actúa con fe sabiendo que Dios te respalda, eres su hijo, y no desmayes si no sale a la primera, inténtalo otra vez, he dicho ¡¡Inténtalo otra vez!! hasta que se derribe la pared, la incredulidad y la gloria de Dios se manifieste en tu vida.
La iglesia tiene que confiar en aquel que Dios ha puesto al frente, tu no puedes menospreciar el vaso que Dios ha escogido para hablarte.
La palabra real no te deja en una silla te motiva, te inspira, te reta a ser parte del reino, no un espectador, no un socio en su butaca,
La palabra te lleva al ring a pelear te baja al terreno de juego para ser un goleador, te inspira, te abre tus sentidos para creer que si se puede, ¡¡He dicho que si se puede!!
Nunca crecerás si no crees a la palabra, y aplicas fe a la palabra de Dios.
Luis puede tener amigos, pero el pastor tiene que predicar, hablar, exhortar de parte de Dios.
Tu no puedes tomarte la confianza, porque al igual que el niño que hay que repetirle las cosas una y otra vez hasta que obedece, así nos encontraremos.
Imagínate un soldado en las filas sin obediencia, y el sargento repitiéndole, por favor firme,