Este ha de ser el propósito final de un creyente, que las personas glorifiquen el nombre de Dios a través de un vaso de barro. Los milagros,los dones que Dios reparte, han de ser de provecho para atraer la mirada de los incrédulos a Cristo. Cuando Pedro y Juan acudían a la oración de las tres de la tarde, la hora novena, se encontraron en el camino con un cojo de nacimiento que era traído cada día a la puerta de la hermosa. Ellos viendo que este tenia fe para ser sanado, oraron por el. Cuando este hombre recibió la sanidad en sus piernas, y viendo como este glorificaba a Dios saltando y gritando,multitud de personas aceptaron a Cristo como Señor de sus vidas. Un milagro poderoso abrió el corazón de aquellas personas para la gloria de Dios. El se vale de lo que nadie quiere, de aquel que ha sido desahuciado por los médicos, del peor de los asesinos para que sea instrumento en sus manos. A cambio el pide que le demos la gloria. Una sanidad, un milagro,una experiencia, ha de ser usada para ensalzar a Dios. Cuando esto no sucede queda defraudado, y su Espíritu se entristece. ¡Liberemos nuestro corazón! ¡Dejemos de poner freno en nuestros labios y proclamemos la gloria de Dios! Cuando le damos gloria al Señor vendrá mas gloria. Cuando ponemos nuestros dones y talentos al servicio de su reino, El nos aumentara y nos dará mas. Si menospreciamos lo poco y nos callamos la fuente se secara para nosotros. El Señor nos dice que al que tiene se le dará...
Mat 13:12 Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.
Su palabra no miente, cuando el dice Dad y se os dará, o cuando expresa que el que siembra escasamente, escasamente segara. Y aunque aplicamos a veces estas palabra al dinero en ocasiones interesadamente, la verdad es que Dios las traslada a nuestra vida. Somos y debemos ser, ¡Instrumentos para su gloria!
Sal 86:12 Te alabaré, oh Jehová Dios mío, con todo mi corazón,
Y glorificaré tu nombre para siempre.