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lunes, 23 de noviembre de 2015

Negarse a uno mismo.

Negarse a uno mismo.

"Y decía a todos: 'Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a si mismo, tome su cruz cada día, y sígame'" (Lucas 9:23).

Si un hombre intenta dominar su apetito por las bebidas alcohólicas y lo hace sólo en ocasiones, digamos un día o una semana, y luego se permite libertades entre estos períodos: ha de fracasar totalmente. Nunca va a conseguir nada a menos que tome su cruz diariamente y la lleve en todo tiempo. Debe perseverar en absoluto, o sus esfuerzos no servirán para nada.

Cuando un hombre se permite fumar, cada día el tabaco le hace más esclavo. Al contrario, cada día que se abstiene le hace más fácil vencer. Si un hombre de modo resuelto declara: con la ayuda de Dios ninguna concupiscencia, ningún apetito va a dominar sobre mí, y luego se mantiene firme, saldrá vencedor. Aunque al principio emprendas esta obra temblando, si persistes, ganarás terreno. Estos apetitos van a poder menos cada vez en ti. El llevar la cruz te hará más fuerte para la tarea total de la vida cristiana.

_Dominio propio
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré.
Necesitamos saber que somos débiles en nuestra carne.

Necesitamos saber que somos débiles

Romanos 7.15,26
15 Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.
16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.
17 De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.
18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.
19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.
21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
24 !!Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.




Romanos 14Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Los débiles en la fe

14  Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones.
Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres.
El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido.
¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme.
Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente.
El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.
Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí.
Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.
Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.
10 Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú ta
que consultes y obedezcas la voluntad de Cristo en todo
- de la indulgencia para con uno mismo

-que no obedezcas a los deseos o apetitos de tu carne
1 pedro 2.11

--que nunca satisfagas tu amor a la aprobación.
Stag 1 .12

-nunca busques forma alguna de disfrute personal en desobediencia a Cristo.
1Juan 1.15
¿Por qué exige Cristo de nosotros este negarse a uno mismo?

 es indispensable que el lado mundano sea aplastado y rebajado.
 Porque la carne es un peligroso enemigo de la gracia.
Gálatas 5.16,18
Hebreos 12 ,17

Romanos 8.5
Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
-Necesitamos poner en disciplina nuestro cuerpo y alma.
De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.
Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.
-         Cuando mimamos nuestra carne y alma no podemos encontrarnos con Dios y desagradamos pues no llevamos cruz.
-          
Tu utilidad como cristiano dependerá de que lleves tu cruz y de tu firmeza en este curso de vida; porque tu conocimiento de las cosas espirituales, tu vitalidad espiritual, tu comunión con Dios, y en una palabra, tu ayuda del Espíritu Santo, dependerá de la fidelidad con que te niegues a ti mismo.

!!Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.

Cuando nos negamos a nosotros mismos, ya no vivo yo, vive Cristo en mi.
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
-La Cruz es la voluntad del Padre.
-Es la guía del Espíritu Santo
Es la obediencia a Dios antes que la nuestra
-Es nuestra rendición, nuestra humillación,
-Es nuestra victoria, nuestra  vida
Colosenses 2.13, 15

Galatas 5.12. 15