busca nuestros libros en Amazon pastor Luis Miguel Quiros

martes, 12 de julio de 2011

Desechar lo malo

La biblia nos dice que desechemos lo malo, que retengamos aquello que viene de parte de Dios y que edifica,pero que seamos sabios y apartemos,lo que viene de la carne. Cuando escuchamos un mensaje, una predicación,se entremezclan muchos factores en medio de lo que oímos, que tenemos que aprender a escanear y para ello necesitamos conocer las escrituras, de otra manera, pensaremos que todo lo que nos dice el predicador es palabra de Dios. Cuando predicamos mucho tiempo sin tener un guion, sin tener una dirección definida, vamos cogiendo de aquí y de allá, como aquel que va al supermercado y va metiendo en el carro lo que bien le parece. Necesitamos tener la sabiduría de Dios a la hora de ministrar, pues nuestra palabras no solo edifican, también destruyen, y nos dice el apóstol Santiago: Que de una misma fuente no puede salir agua dulce y agua amarga a la vez. Nuestra misión a la hora de compartir a de ser trasmitir lo que el Espíritu santo quiere decirle a la iglesia, y aquí tenemos que apartar, nuestras preferencias políticas,ideas, y comentarios con doble sentido. Los púlpitos no pueden ser usados a nuestro capricho. La sabiduría ha de reinar en nuestras palabras. Nuestro deber es edificar el cuerpo de Cristo no azotarlo. La corrección ha de ser con mansedumbre, y si un pecado es grave, hay que coger a tal persona aparte y corregir personalmente, aquel miembro. Cuando queremos corregir desde el púlpito el pecado de una sola persona, estamos trayendo sospecha al resto, e inquietando los corazones. No es fácil, pero Dios tiene que ayudarnos a la hora de compartir para no destruir a los débiles. No todos comen carne, algunos solo legumbres, y otros solo admiten la leche espiritual. Saber combinar y dar el alimento adecuado, ha de ser nuestra obligación.

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