La iglesia de Dios, ha sido durante siglos perseguida,atacada y menospreciada por este mundo. Los nombres de los mártires que han padecido y muerto por causa de Jesús, podrían llenar bibliotecas enteras. El diablo desde el principio de la creación, ha intentado acabar con la promesa de Dios:
Gen 3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
Así el odio hacia los hijos de Dios empezó, y el primer mártir de la historia: Abel fue muerto por causa de la envidia de su hermano Cain.
Jesús dijo a sus discipulos: Por mi causa os perseguirán.
Juan 16:2 Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios.
El mismo apóstol Pablo que persiguió a la iglesia, antes de conocer a Cristo, fue tan bien perseguido. Y es que la persecución y el escarnio, forman parte de nuestra fe cristiana. Dios lo permite para mantenernos despiertos y activos.
Solo los intransigentes, los que se mantienen firmes, los puros, los que no desean ser cambiados ni cambiar, son los que recibirán persecución. Jesús dijo refiriéndose a estos:
Mat 5:11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
Mat 5:12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
Los mártires de Cristo son los que han vencido y han lavado sus ropas en la sangre del cordero.
¿Llega nuestra fe a esta altura? ¿Somos capaces de sufrir y morir por causa de Cristo?¿Hay muerte en nuestra vida diaria, al mundo a nuestro yo...?
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