La fe es el principio de nuestra. Esperanza, es el instrumento de Dios para llevarnos en victoria. No hay triunfo sin fe, como no hay futuro sin aquel que hace todas las cosas. Dios conoce nuestro principio, y sabe nuestro final. El conoce todas las rutas, los atajos para llegar antes, y los peligros que conlleva cada camino. La fe es confianza plena en Dios, es descansar en su palabra plenamente. La fe no es un tirarse a ciegas en la piscina sin saber nadar, no es una locura nuestra, ni un arrebato en momentos de euforia. La fe tiene su cimiento en la palabra recibida, en la voz conocida por aquel que tiene relación con su Maestro, y que aprueba por la experiencia. La fe sirve para vivir, y tiene utilidad en los días malos. Nos ayuda en nuestra enfermedad y nos saca de la crisis y de los momentos de angustia. La fe es la brújula del cristiano que le indica siempre el norte. Es el faro que nos guia en medio de las tormentas y evita que nuestras vidas acaben golpeando los escollos que levanta el diablo. La fe es una sonrisa en el día gris, el abrazo de un amigo en medio de la soledad. Sin fe es imposible agradar a Dios, sin la fe los cielos y la tierra perecería, pues todo se sostiene con la palabra de su poder. Por medio de la fe en cristo somos justificados, y hechos hijos de Dios. sin la fe somos esclavos de la muerte, sin esperanza ni razón de ser.
La fe de la cual te hablo no proviene del intelecto, ni de la voluntad humana. Es la fe puesta en aquel que vive por siempre después de resucitar de entre los muertos: Jesucristo.
Cumpliendo el llamado de Jesús: ¡¡A todas las Naciones!! luismquiros@gmail.com 1.880.000 Visitas IGLESIA RESTAURACION TERRASSA HORARIOS DE REUNIÓN LUNES DE 7 A 8 DE LA TARDE ORACIÓN VIERNES DE 7 A 8.15 DE LA TARDE PLENARIA DOMINGOS DE 11 A 13 HORAS PLENARIA ESTAMOS EN AV. DE MADRID 30 TERRASSA WHATSAPP 670209338
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martes, 4 de octubre de 2011
jueves, 29 de septiembre de 2011
El poder de la música
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Los sonidos generan en los seres humanos sensaciones que no varían demasiado por diferencias geográficas o etarias. Es por eso que la música se aplica para terapias específicas, para trabajar con personas en conflicto con la sociedad o en tratamientos para niños con capacidades especiales. Video.
Alex, el controvertido personaje de “La naranja mecánica”, acompaña sus estados de violencia y de paz con el “Himno a la alegría” y la “Novena Sinfonía”, de Beethoven, pero también con la melodía de “Cantando bajo la lluvia”. Suena “The End”, de The Doors, y “Las cabalgatas de las Walkirias”, de Wagner, cuando los helicópteros del Noveno batallón de la Primera División de Caballería bombardean un poblado vietnamita, en “Apocalipsis Now”.
Estas famosas imágenes que permanecen en el inconsciente colectivo no están solas, sino acompañadas, necesariamente, por esas melodías, por esos ritmos, algunos de los cuales anuncian la tragedia. Observamos las imágenes y nos suenan las melodías; escuchamos a estas, y evocamos las imágenes.
La música provoca las mismas emociones en todo el mundo, señaló recientemente un estudio del Instituto de Neurología Max Planck (Alemania), que prueba que los miembros de una aislada etnia africana reaccionan a las música igual que los occidentales.
Un grupo de trabajo dirigido por Max Fritz demostró que, incluso, etnias que nunca han tenido contacto con la música occidental, como los mafa de Camerún, reconocen en ella las emociones básicas que expresa. Los mafa, a su vez, producen música que era totalmente desconocida para personas provenientes de la cultura occidental y que participaron en el experimento. El grupo de Fritz realizó dos experimentos de los que sacó sus conclusiones acerca de la capacidad de los seres humanos de reconocer la alegría, la pena o el miedo que se expresa en piezas musicales pertenecientes a una cultura completamente ajena.
En el primero, se tocaron piezas breves para piano -compuestas siguiendo los principios de la música europea- ante un grupo de mafas y otro de control formado por oyentes occidentales. Tras cada una de las piezas los mafas debían relacionarlas con reproducciones de expresiones faciales de las que ya se ha mostrado que tienen una interpretación universal.
“Este primer experimento nos mostró ya que los mafa podían reconocer con éxito las tres emociones expresadas en la música occidental”, explicó Fritz. La música con un ritmo rápido, según Fritz, tiende a ser identificada con la alegría mientras que para la tristeza o el miedo, el ritmo es menos decisivo que la tonalidad.
En el segundo experimento se investigó si las sensaciones agradables o desagradables se transmiten de manera similar a través de la música mafa o de la música occidental. “Ya se sabía que las consonancias en los países occidentales son percibidas como más agradables que las disonancias”, dijo Fritz.
A partir de ello, el grupo de científicos quiso determinar si esto era igual entre los mafa. Y los mafas mostraron también una clara preferencia por las consonancias.
Los sonidos generan en los seres humanos sensaciones que no varían demasiado por diferencias geográficas o etarias. Es por eso que la música se aplica para terapias específicas, para trabajar con personas en conflicto con la sociedad o en tratamientos para niños con capacidades especiales. Video.
Alex, el controvertido personaje de “La naranja mecánica”, acompaña sus estados de violencia y de paz con el “Himno a la alegría” y la “Novena Sinfonía”, de Beethoven, pero también con la melodía de “Cantando bajo la lluvia”. Suena “The End”, de The Doors, y “Las cabalgatas de las Walkirias”, de Wagner, cuando los helicópteros del Noveno batallón de la Primera División de Caballería bombardean un poblado vietnamita, en “Apocalipsis Now”.
Estas famosas imágenes que permanecen en el inconsciente colectivo no están solas, sino acompañadas, necesariamente, por esas melodías, por esos ritmos, algunos de los cuales anuncian la tragedia. Observamos las imágenes y nos suenan las melodías; escuchamos a estas, y evocamos las imágenes.
La música provoca las mismas emociones en todo el mundo, señaló recientemente un estudio del Instituto de Neurología Max Planck (Alemania), que prueba que los miembros de una aislada etnia africana reaccionan a las música igual que los occidentales.
Un grupo de trabajo dirigido por Max Fritz demostró que, incluso, etnias que nunca han tenido contacto con la música occidental, como los mafa de Camerún, reconocen en ella las emociones básicas que expresa. Los mafa, a su vez, producen música que era totalmente desconocida para personas provenientes de la cultura occidental y que participaron en el experimento. El grupo de Fritz realizó dos experimentos de los que sacó sus conclusiones acerca de la capacidad de los seres humanos de reconocer la alegría, la pena o el miedo que se expresa en piezas musicales pertenecientes a una cultura completamente ajena.
En el primero, se tocaron piezas breves para piano -compuestas siguiendo los principios de la música europea- ante un grupo de mafas y otro de control formado por oyentes occidentales. Tras cada una de las piezas los mafas debían relacionarlas con reproducciones de expresiones faciales de las que ya se ha mostrado que tienen una interpretación universal.
“Este primer experimento nos mostró ya que los mafa podían reconocer con éxito las tres emociones expresadas en la música occidental”, explicó Fritz. La música con un ritmo rápido, según Fritz, tiende a ser identificada con la alegría mientras que para la tristeza o el miedo, el ritmo es menos decisivo que la tonalidad.
En el segundo experimento se investigó si las sensaciones agradables o desagradables se transmiten de manera similar a través de la música mafa o de la música occidental. “Ya se sabía que las consonancias en los países occidentales son percibidas como más agradables que las disonancias”, dijo Fritz.
A partir de ello, el grupo de científicos quiso determinar si esto era igual entre los mafa. Y los mafas mostraron también una clara preferencia por las consonancias.
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