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sábado, 17 de noviembre de 2012

Palabra viva. Galatas 2.14.La verdad del evangelio.

Gal 2:14  Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar? 

El  evangelio no puede ser negado, la verdad de Cristo, no puede ser desviada hipocritamente. La rectitud de la palabra de Dios, no puede ser ignorada. El Señor del evangelio, nos demanda limpieza en nuestra manera de ser,nos quiere santos y sin mancha, irreprensibles  no cambiantes, ni de doble animo. Dios examina nuestros pasos y estamos bajo la mirada de un Dios atento que  nos prueba constantemente. De ninguna manera nuestro Padre celestial  nos dejara  sin disciplina, el corrige y castiga a todos los que ama.

Heb 12:6  Porque el Señor al que ama, disciplina, 
 Y azota a todo el que recibe por hijo.

Es necesario entender estas cosas para saber como actúa el Señor en nuestras  vidas.La falta de entendimiento,deja a hombre en rebeldía, y esto hace que se aparte del taller de restauración. Dios trabaja por medio de vasos escogidos, y por medio de la unción y los dones del Espíritu Santo. El no ve apóstoles ni profetas ni pastores, su palabra corrige lo deficiente. y pone de nuevo los pies de aquellos que se han desviado en el camino correcto. Es un error pensar, que como uno es maestro, o profeta o pastor, ya no necesita de corrección o disciplina. Todo al contrario, aquellos que llevan la palabra, han de ser tratados con mas cuidado, pues ellos son los canales por donde ha de fluir la verdad, y por lo tanto,con  mas motivos para que estos sean vasijas limpias.
Isa 52:11  Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio de ella; purificaos los que lleváis los utensilios de Jehová. 

No es tarea fácil, corregir, redargüir, exhortar a los demás, porque primeramente se ha de tener un corazón manso para hacerlo. Y aunque nuestra reprensión pueda ser dura, en nuestro interior tiene que reinar la paz de Dios, y al mismo tiempo, una total dirección a la voluntad de Dios, nunca buscando la nuestra. Que malo es, cuando en nuestro orgullo nos creemos auto suficientes y no permitimos que nadie nos corrija, Ningún siervo puede decir "Yo tengo a Dios, y el me corrige" Todos necesitamos estar bajo la cobertura de alguien que pueda hacernos ver los errores, lo contrario es orgullo y prepotencia humana. Nadie hay tan santo, ni tan bueno, que solo Dios pueda disciplinarlo, nos necesitamos los unos a los otros, para que la verdad de Dios continué fluyendo en nuestras vidas. Luis M. Quiros