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miércoles, 3 de abril de 2013

Libro de los Galatas. Cap. 2.16. Por la fe en Jesucristo


Gál 2:16  sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley,(C) sino por la fe de Jesucristo,(D) nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. 

Sino por la fe en Jesucristo.

 La palabra justificado nos habla de salvación,de perdón, El a borrado nuestros pecados por medio de su sangre. Su sacrificio ha sido nuestra  Redención, la fe en Jesucristo es nuestra firme ancla, nuestra puerta, el canal que nos lleva a toda  bendición que el padre ha preparado para todo aquel que cree. La fe nos une en un solo espíritu con Jesús y nos  traslada  a su reino. la fe  Es un cerco de fuego que nos libra del mal, es un manto que nos viste de su misma naturaleza. Las obras de  de la ley no podían justificarnos,no podía darnos vida espiritual, la ley sólo tiene poder para mostrarnos nuestra necesidad de perdón, nos habla de nuestra necesidad de recibir la gracia de Dios, lo que no pudo hacer en muchos siglos la ley de Moisés dada por Dios, lo hace la fe en Jesucristo  En un momento,en un abrir y cerrar de ojos, el apóstol Pablo lo descubrió el camino de damasco. La gloria de Cristo, en forma de luz se le apareció de repente y escucho una voz que le habló con fuerza en el camino de Damasco llamándole al ministerio para ser un instrumento de poder. En un momento su pasado cayó, sus enseñanzas religiosas quedaron atrás, sus ojos aunque quedaron ciegos fueron abiertos en el espíritu y  reconoció  a Jesús como Dios y señor .La revelación de Cristo se abrió como una puerta ante el, encontrando el perdón y justificación de su vida en el cordero de Dios, en el Cristo. Las enseñanzas que Pablo nos comparte son como un puzzle que ya has sido montado, cada pieza encaja en su lugar dejándonos ver el poder de su gracia nosotros .

sábado, 17 de noviembre de 2012

Palabra viva. Galatas 2.14.La verdad del evangelio.

Gal 2:14  Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar? 

El  evangelio no puede ser negado, la verdad de Cristo, no puede ser desviada hipocritamente. La rectitud de la palabra de Dios, no puede ser ignorada. El Señor del evangelio, nos demanda limpieza en nuestra manera de ser,nos quiere santos y sin mancha, irreprensibles  no cambiantes, ni de doble animo. Dios examina nuestros pasos y estamos bajo la mirada de un Dios atento que  nos prueba constantemente. De ninguna manera nuestro Padre celestial  nos dejara  sin disciplina, el corrige y castiga a todos los que ama.

Heb 12:6  Porque el Señor al que ama, disciplina, 
 Y azota a todo el que recibe por hijo.

Es necesario entender estas cosas para saber como actúa el Señor en nuestras  vidas.La falta de entendimiento,deja a hombre en rebeldía, y esto hace que se aparte del taller de restauración. Dios trabaja por medio de vasos escogidos, y por medio de la unción y los dones del Espíritu Santo. El no ve apóstoles ni profetas ni pastores, su palabra corrige lo deficiente. y pone de nuevo los pies de aquellos que se han desviado en el camino correcto. Es un error pensar, que como uno es maestro, o profeta o pastor, ya no necesita de corrección o disciplina. Todo al contrario, aquellos que llevan la palabra, han de ser tratados con mas cuidado, pues ellos son los canales por donde ha de fluir la verdad, y por lo tanto,con  mas motivos para que estos sean vasijas limpias.
Isa 52:11  Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio de ella; purificaos los que lleváis los utensilios de Jehová. 

No es tarea fácil, corregir, redargüir, exhortar a los demás, porque primeramente se ha de tener un corazón manso para hacerlo. Y aunque nuestra reprensión pueda ser dura, en nuestro interior tiene que reinar la paz de Dios, y al mismo tiempo, una total dirección a la voluntad de Dios, nunca buscando la nuestra. Que malo es, cuando en nuestro orgullo nos creemos auto suficientes y no permitimos que nadie nos corrija, Ningún siervo puede decir "Yo tengo a Dios, y el me corrige" Todos necesitamos estar bajo la cobertura de alguien que pueda hacernos ver los errores, lo contrario es orgullo y prepotencia humana. Nadie hay tan santo, ni tan bueno, que solo Dios pueda disciplinarlo, nos necesitamos los unos a los otros, para que la verdad de Dios continué fluyendo en nuestras vidas. Luis M. Quiros