Llamamos fe a cualquier cosa, y desprestigiamos en nombre de Dios y sus promesas, pero cuando alguien ha permanecido en el lugar Santo y ha sido fundido juntamente en la naturaleza divina, ocurre lo imposible y el don de fe actúa. Fe no es fantasía, no es solo confesión de la palabra, fe es naturaleza divina obtenida en el secreto de la oración. Solo los humildes la poseen y esto no se jactan de lo que han recibido, antes bien huyen de la popularidad, y se esconden bajo el manto de Dios.
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miércoles, 27 de febrero de 2013
la fe que mueve montañas
Hay una sola fe que puede mover las montañas, y esta se encuentra en Dios. Para obtener esta fe, necesitamos una comunión intima con Cristo, y esperar en su presencia hasta recibir el soplo de su Espíritu en nuestra vida.
Llamamos fe a cualquier cosa, y desprestigiamos en nombre de Dios y sus promesas, pero cuando alguien ha permanecido en el lugar Santo y ha sido fundido juntamente en la naturaleza divina, ocurre lo imposible y el don de fe actúa. Fe no es fantasía, no es solo confesión de la palabra, fe es naturaleza divina obtenida en el secreto de la oración. Solo los humildes la poseen y esto no se jactan de lo que han recibido, antes bien huyen de la popularidad, y se esconden bajo el manto de Dios.
Llamamos fe a cualquier cosa, y desprestigiamos en nombre de Dios y sus promesas, pero cuando alguien ha permanecido en el lugar Santo y ha sido fundido juntamente en la naturaleza divina, ocurre lo imposible y el don de fe actúa. Fe no es fantasía, no es solo confesión de la palabra, fe es naturaleza divina obtenida en el secreto de la oración. Solo los humildes la poseen y esto no se jactan de lo que han recibido, antes bien huyen de la popularidad, y se esconden bajo el manto de Dios.
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