El evangelio le pertenece a Cristo, es su palabra, su vida; la verdad indiscutible de Dios. Jesucristo trajo la eternidad en si mismo, la compartió con sus apóstoles y ellos al mundo. El apóstol Pablo fue enseñado directamente por Jesucristo, la palabra que el recibió, no fue por boca de Pedro ni de Juan, ni de ningún otro apóstol El recibió el evangelio por medio de la revelación directa de Jesús, Dios a quien llama lo prepara y lo capacita, y el mismo moldeo a Pablo por medio de su Santo Espíritu. Las epístolas o cartas de Pablo nos muestra una enseñanza profunda y gloriosa de Jesucristo. En su carta a los Corintios el apóstol dice:
2Co 5:16 De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.
Ahora el evangelio nos ha sido mostrado en la plenitud de su gloria, Enseñándonos las profundidades de su amor y misericordia. La fe como mástil de nuestra salvación, ha sido levantado por medio de Cristo. Las velas de nuestro crecimiento han sido desplegadas y podemos navegar confiadamente, sabiendo que mayor es el que esta en nosotros que el que esta en el mundo. El precio ha sido pagado, el pecado vencido, y la autoridad de Cristo ya nos ha sido delegada.
