busca nuestros libros en Amazon pastor Luis Miguel Quiros

martes, 2 de septiembre de 2008

Tesoro en vasijas de barro


Cuantas cosas hermosas, quizás hemos contemplado. La salida del sol en una mañana de verano, una impresionante montaña, las olas del mar chocando contra un acantilado, El infinito cielo salpicado de millones de estrellas. Todo esto y quizás miles de cosas más que han percibido nuestros sentidos. Hermoso, seguro que lo es, pero nada de estas cosas se pueden comparar a la hermosura de Jesús. Muchos afirman conocerle, teologicamente, escrituralmente, tienen claro el plan de salvación y una fe que es de admirar. ¿Pero, donde estan los adoradores, los amantes, los enamorados de Jesús? Quiero decirte que no hay belleza sin igual, que no existe nada creado, ni en el cielo ni en la tierra que se le pueda comparar. 
Que tremendo aquel día en que Jesús llamo a Pedro y le dijo: De jalo todo y sigueme, Solo el rostro del maestro podía convencer a un rudo pescador, pero la mirada de Cristo, era la de un angel. La luz de su cara irradiaba santidad, y una sola palabra suya era suficiente, para mover el corazon de Aquellos hombres que no les importaba quedarse sin nada, para ganarlo todo.
Hoy hacen falta corazones que amen a Jesus, no por lo que El les pueda dar, sino por lo que el significa. Hacen falta amantes, que se queden a solas con el maestro y puedan sentir el amor de Dios en sus vidas. Cristo no es religión, Cristo es relación con el dador de la vida. El quiere y esta buscando hijos que se entreguen sin condiciones. Solo una vida rendida podrá obedecerle. 
Este es el tiempo de los adoradores, de los que le aman y le obedecen, de los que no tienen nada y lo tienen todo. Mi amado Jesús, mi Tesoro. Que nadie robe tu amor por Jesús. Un abrazo Luis M.

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