Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?
Gén 3:10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.
Gén 3:11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?
Gén 3:12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.
Gén 3:13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.
Esto ha sido una tendencia general por los siglos y hasta nuestros días ocurre con demasiada frecuencia que en vez de asumir nuestras responsabilidades en los fracasos, y en las cosas que se han echo mal, tendemos a negar la realidad. Dirigimos la mirada hacia otro mas débil, y decimos: ¡La culpa es tuya! Deberíamos de darnos cuenta que esta actitud es de cobardes, es hipocresía y apariencia. Queriendo quedar bien delante de todos, quedamos horriblemente mal delante de Dios que conoce en profundidad nuestro corazón.
1Sa 15:24 Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; pues he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado,
1Sa 15:25 y vuelve conmigo para que adore a Jehová.
1Sa 15:26 Y Samuel respondió a Saúl: No volveré contigo; porque desechaste la palabra de Jehová, y Jehová te ha desechado para que no seas rey sobre Israel.
1Sa 15:27 Y volviéndose Samuel para irse, él se asió de la punta de su manto, y éste se rasgó.
1Sa 15:28 Entonces Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú.
1Sa 15:29 Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque no es hombre paromoa que se arrepienta.
1Sa 15:30 Y él dijo: Yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y vuelvas conmigo para que adore a Jehová tu Dios.
1Sa 15:31 Y volvió Samuel tras Saúl, y adoró Saúl a Jehová.
La sinceridad de un verdadero hombre y mujer esta en reconocer y asumir la responsabilidades que cada uno tiene, sea en el trabajo, en la familia, en la iglesia. Cuando alguien se equivoca, no debería esconderse ni cargar la responsabilidad sobre otro. uno debería ser honesto y decir, ¡Lo siento, me equivocado! esto, lejos de ser un síntoma de debilidad es un reconocimiento hacia la persona que humildemente sabe que podría haber hecho las cosas de otra manera. Ciertamente esto es un síntoma de madurez y de responsabilidad. Lo contrario nos degrada y causamos un daño innecesario a los que están a nuestro alrededor.