busca nuestros libros en Amazon pastor Luis Miguel Quiros

sábado, 27 de noviembre de 2010

Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra

Me pone contento saludarte y animarte para que sigas adelante sirviendo, viviendo y honrando a Nuestro Amado Salvador, quien viene pronto por ti y por mi, para que estemos para siempre junto a Él. Hoy te animo a pensar en el Cielo:
¿El cielo en la tierra?
Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. — Colosenses 3:2
El promotor inmobiliario en Singapur de un extravagante condominio anunció su nuevo proyecto de la siguiente manera: «Redescubra el cielo en la tierra». Supongo que lo que quería transmitir a los posibles compradores era que su adquisición era tan lujosa que sería como vivir en el cielo mientras se estaba aquí en la tierra.
Salomón, el autor de Eclesiastés, era un hombre extremadamente rico (Eclesiastés 1:12). Él trató de encontrar el cielo en la tierra y tuvo los medios para vivir con todo el lujo que podría haber deseado (2:1-10). Pero no estaba satisfecho. Tan desilusionado estaba de la vida que la describió con tan sólo una palabra: «vanidad». Y tan sólo en el capítulo dos repitió la palabra ocho veces. Mientras veía la vida «debajo del sol» (2:18), se sentía vacío e insatisfecho. Todo su esfuerzo era inútil a la larga. Llegaría un día cuando tendría que renunciar a todas sus posesiones y dejarlas a otra persona (v.18).
Si eres cristiano, puedes esperar la promesa de Cristo de un hogar celestial que Él ha ido a preparar (Juan 14:2). Esa es la razón por la que Pablo aconsejó a los que disfrutan de lo que Dios ha dado: «Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra» (Colosenses 3:2). No trates de encontrar el cielo en la tierra. No lo lograrás; ¡no importa cuánto te esfuerces en buscar!
Los que tienen su corazón fijo en el cielo se desprenden fácilmente de lo terrenal.
Autor: Nuestro Pan Diario.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Una típica boda judía


El joven pretendiente solía acudir a casa del padre de la novia portando una gran suma de dinero, un contrato de esponsales, llamado shitre erusin(redactado por las autoridades y costeado por el futuro novio), y un pellejo de vino.
En cuanto entraba en una casa un joven portando estas cosas ya se sabía a qué venía. Entonces el pretendiente discutía con el padre de la chica y con los hermanos mayores el precio acordado para poder desposar a su hija. El coste solía ser de al menos doscientos denarios para un doncella y cien denarios para una viuda, mientras que el consejo sacerdotal de Jerusalén fijó cuatrocientos denarios para casar con la hija de un sacerdote. Por supuesto, estas cifras indican sólo el mínimo legal, y podían ser aumentadas a voluntad. Si finalmente el padre accedía, bebía con el pretendiente un trago de vino, y se invitaba a la hija a pasar. Si la hija accedía (rara vez se opondría a un acuerdo previo del padre), entonces había acuerdo, y la hija y el pretendiente sellaban su acuerdo de esponsales bebiendo de misma copa de vino, mientras se pronunciaba una bendición. Leer mas

lunes, 22 de noviembre de 2010

La sencillez del evangelio podcast

La palabra de Dios es eficaz y cortante como una espada de doble filo, pero al mismo tiempo el evangelio es sencillo. Somos nosotros quienes lo hacemos complicado y difícil de entender. En este mensaje encontraras palabras sencillas pero que te llegaran al corazón.Es la misión del Espíritu Santo hacer que su palabra se haga real en los corazones, y se que El lo hace. Déjate seducir por su amor y por su misericordia y no luches mas en contra del propósito de Dios. El tiene un plan diseñado para ti desde antes de tu nacimiento. Solo tienes que rendirte a Jesús y decirle: Haz conmigo Señor tu voluntad. www.luismquiros.com Puedes descargarte este episodio en esta direccion:http://creciendoencristo.podomatic.com/