La Iglesia le pertenece a Jesús, El la compro por medio de su sangre. Los hombres somos unicamente instrumentos para hacer la voluntad de Dios. Cuando actuamos para agradar a los hombres, estamos ofendiendo a Dios. Agradar a Dios es compromiso, es disciplina es fidelidad. No , no es fácil agradar a un Rey que nos pide tanto, pero su voz domina al sencillo. No se puede servir a Dios sin sencillez. La palabra dice que los humildes crecerán en alegría. Hay una satisfacción interna en lo mas profundo del corazón, y aunque el apóstol Pablo piso la cárcel muchas veces, sufrió azotes, lo apedrearon, naufrago en el mar, paso hambre y rechazo por los hombres, el no intento nunca agradar al hombre, Su meta fue hacer la voluntad de Dios y no avergonzarse nunca de su palabra.
Rom 1:16 Porque no me averg:uenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.
Cuando Jesús en cierta ocasión estaba predicando y enseñando a sus discípulos, vinieron unos a decirle que su madre y sus hermanos estaban fuera. Era una insinuación a dejarlo todo y atender a su familia. Su respuesta no se hizo esperar.
Mat 12:48 Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?
Mat 12:49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.
Mat 12:50 Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre.
El rechazo de los hombres, estará siempre a nuestro lado, sera el precio que tendremos que pagar. De nosotros dependerá: Mirar a Dios, o agradar a los hombres